La revista Playboy se editó por primera vez en 1953, marcando un hito en la forma en la que el sector de la prensa mostraba el cuerpo femenino. Es, sin duda alguna, una de las publicaciones más influyentes del siglo XX, no solo por la manera en la que llegó a la sociedad, sino también por su alcance mediático. El nivel de popularidad de Playboy era tan alto que fueron muchas las celebridades que quisieron posar para su portada. Y es que aparecer en la tapa de la revista suponía toda una declaración de intenciones, pero también un impulso para cualquier carrera. Por norma general, las chicas de portada en Playboy ya eran artistas establecidas e incluso consagradas, pero también había jóvenes que intentaban despuntar. Con estas fotos conseguían sus primeros minutos de fama, aunque fuera a costa de desnudarse delante de millones de personas y aparecer en todos los kioscos del planeta.

La relación de Playboy con las cantantes y artistas musicales ha sido muy intensa y fructífera. En las siete décadas de la publicación han sido cientos de artistas las que se han mostrado en la portada, a veces de forma más explícita, otras mucho más tapadas de lo habitual para esta tapa. Y es que una cosa era salir en Playboy… y otra muy diferente hacerlo sin nada de ropa encima. Las fotos de portada siempre han sido elegantes y el estilo de la revista, sexy y juguetón, solía ser amigable con las celebridades que optaban por posar desnudas, por no mucho. Y es que al fin y al cabo, tener a una gran celebridad como Mariah Carey en la tapa era también una publicidad impagable para Playboy. De hecho, se habla de cifras astronómicas para que ciertas artistas hayan posado en esta revista, una noticia que normalmente daba la vuelta al mundo. Esa publicidad, y más en estos tiempos que corren, no está pagada, así que el trato siempre favorecía a ambas partes. Son muchas las cantantes que han querido también sacar partido de su lado más sexy, y posar para Playboy era una ocasión perfecta para lograrlo. Aquí presentamos a cinco de las más célebres artistas que han pasado por la tapa de la revista erótica por antonomasia.

Cada año, cientos de nuevos artistas se lanzan a la industria musical tratando de ofrecer algo diferente, original y único. O sencillamente, de conectar con un público masivo que les permita ganar mucho dinero a ellos y a sus disqueras. Porque la música, más allá de ser un arte, es hoy por hoy un negocio, y los ingresos y beneficios son cada vez más importantes a la hora de crear la carrera de cualquiera. De hecho, una de las grandes sensaciones de los últimos años, la banda BTS, se ha convertido en uno de los grupos más populares en el mundo entero gracias al marketing. Es el ejemplo perfecto del K-pop, una industria en sí misma que prepara a jóvenes artistas durante años, casi como si fuera una academia de artes y negocios, para triunfar. Escogen a los más aptos, los convierten en productos perfectos para vender y ganan millones con ellos.

El éxito de BTS no viene más que a corroborar cómo las grandes masas se pueden mover fácilmente gracias a la publicidad bien encauzada. Tener un buen producto tiene que ver con la materia prima, en este caso las canciones, la actitud y las cualidades de los artistas. Pero también con la manera de venderlos, de conseguir conectar con el público, especialmente adolescente. No ocurre solo con el K-pop. La música latina, especialmente la urbana, también ha entrado en esa dinámica. El éxito de determinados artistas ha dado pie a la aparición de otros que son prácticamente clones, hasta el punto de ser indistinguibles. Tampoco es algo exclusivo de nuestra era, porque ya venía ocurriendo desde hacía décadas. Sin embargo, hoy en día la música está cada vez más polarizada. Los artistas son productos totales, expuestas las 24 horas a través de las redes sociales, apareciendo en anuncios, en directos, en entrevistas, en conciertos… Algunas estrellas incluso han cruzado ciertas líneas que parecían prohibidas, como crear contenido erótico, que de hecho les ofrece mayores ganancias que su propia carrera musical. Es el caso de Bhad Bhabie, una jovencísima rapera norteamericana que ha tenido una carrera fulgurante antes siquiera de cumplir los 20 años.  

Si preguntamos a la mayoría de consumidores habituales del porno por la razón de que vean este tipo de escenas y películas, la mayoría responderá algo vulgar. Y eso no es nada malo, porque al fin y al cabo, el porno tiene una función bastante concreta, que trata de cumplir con la mayor eficiencia posible. De la misma forma que el cine de acción busca sacar ese lado más intenso y adrenalínico en el público, o las comedias románticas suponen un edulcorado ideal de las relaciones tóxicas, el porno ha venido para hacernos pasar un buen rato. Simple y llanamente eso, para que podamos desahogarnos, dejar de pensar en otras cosas por unos minutos, relajarnos y disfrutar de lo que vemos. El cine pornográfico es explícito por definición, así que no hay problema en mostrar lo que haga falta, siempre que esté centrado en la excitación y el sexo. Aquí no hay fundido a negro cuando la pareja se va a la cama, ni sábanas a la altura de los pechos de la chica.

La industria del porno lleva más de medio siglo afianzada por completo a ambos lados del charco, y sigue generando muchísimo dinero a día de hoy. Reinventándose, por supuesto, porque lo que el público reclama son escenas más cortas y con más ritmo, y no esas producciones ampulosas de antaño. Pero sobreviviendo en una era donde el entretenimiento absoluto cabe en la palma de nuestra mano. Internet ha llevado el porno a todos los hogares, y eso también ha tenido su parte buena, porque hoy en día se produce más que nunca, y con mejor calidad de imagen. Todo debe verse espectacular porque el porno, como decimos, es algo explícito, una fantasía que cobra vida ante nuestros ojos. Las chicas son más diversas, las escenas también cuentan en muchos casos con puntos paródicos, y a veces incluso hay un pequeño guión. Pero hay algo que sigue pasando muy desapercibido en nuestros días, hasta casi desaparecer: la música de las escenas porno.

La belleza de un cuerpo, ya sea femenino o masculino, bien torneado y con sugerentes curvas, que se contonea al ritmo de la música, es un placer para los sentidos. Las danzas rituales fueron una de las primeras formas de comunicación del ser humano, y también tenían un propósito sexual. Como muchos otros animales, el ser humano se contonea y baila para atraer a su pareja y poder comenzar un idilio que acabe en el placer carnal. Es algo que llevamos haciendo desde siempre, y que incluso se ha llegado a profesionalizar a través de los bailes más sensuales. El pole dance, la samba, el perreo… Todos ellos son danzas que tienen mucho de sexual y sacan partido de la belleza y el morbo de los movimientos para provocar deseo. Pero hay un tipo de baile especial en el que uno se desprende de todo: el striptease.

Realmente, el striptease se puede definir como un baile en el que nos despojamos de la ropa que llevamos puesta, de forma total o parcial. En la inmensa mayoría de ocasiones estos bailes se hacen con música, que suele tener también una connotación sensual o erótica al menos. Y es que puede parecer fácil hacer un striptease, pero no se trata solo de desnudarse y listo. Hay mucho más que hacer cuando una se quita de encima la ropa y se muestra totalmente desnuda, podríamos pensar que incluso vulnerable. Sin embargo, las mujeres han encontrado una forma de empoderarse a través de ese desnudo, de mostrar quienes son y utilizarlo también como arma de seducción. Cada vez son más las chicas que se proponen aprender a bailar de esa manera sugerente, para cumplir alguna fantasía de sus novios. Otras lo hacen directamente como algo profesional, para ganarse la vida de esta manera. Hace falta tener pocos prejuicios y algo de experiencia bailando para que el striptease sea un éxito. Pero la música también es importante, así que aquí te vamos a dar algunas recomendaciones.

La industria musical siempre ha buscado nuevas perlas jóvenes y con talento para revitalizar un estilo, para conseguir atraer a nuevo público y hacer crecer las ventas. No es de extrañar que las formaciones infantiles y juveniles hayan tenido un gran éxito desde décadas pasadas, ya que conectan con un público muy fiel, el de los niños y jóvenes, que arrastran también a los padres a las tiendas de discos y a los conciertos, por lo que la ganancia es doble. Los casos de artistas infantiles como Marisol o Joselito en España son comparables a los de bandas como Timbiriche en México, primera banda para grandes artistas como Paulina Rubio o Thalia. En los últimos años hemos visto como artistas internacionales han seguido ese mismo camino, apareciendo en el mercado musical siendo apenas unos críos y llegando a lo más alto en una evolución a veces sorprendente, como Miley Cyrus, One Direction o el propio Justin Bieber.

Es lo más natural, según lo vemos desde fuera. Lo que resulta algo más extraño es empezar una carrera musical ya pasados los cincuenta, en la etapa madura de nuestra vida, y obtener un éxito descomunal gracias, sobre todo, a las redes sociales. Son muy pocos los que pueden presumir de haber conseguido tal hazaña, pero la Tigresa de Oriente es sin duda el caso más paradigmático dentro de ese grupo. Una artista peruana que, gracias a su estilo inconfundible y a sus pegadizas tonadas, llegó a lo más alto de las listas de éxito de Youtube en 2007, cuando la plataforma de vídeos estaba empezando a despegar a nivel internacional. La artista amazónica vio cómo su fama se había vuelto viral de la noche a la mañana, convirtiéndose en un personaje tremendamente reconocido no solo en Perú, sino en toda Latinoamérica e incluso en España. Objeto de burlas por unos, fantasías camp y diva para otros, lo que está claro es que la Tigresa no deja indiferente a nadie.

Si los 80 fueron la década del rock y el pop electrónico, los 90 la era del grunge y los grupos de chicos y chicas y los 2000 la irrupción de la música alternativa en el mainstream, a nadie se le escapa que la década de 2010 ha estado marcada por los sonidos urbanos del hip hop, el trap y la música pop afroamericana. Estos estilos, que ya obtuvieron notoriedad anteriormente, han terminado de explotar en estos últimos años, convirtiendo a sus principales valedores en las auténticas estrellas del rock del momento. Kanye West, Snoop Dog, 50 Cent, Drake o Usher han logrado colo0carse como los artistas más reconocidos y mejor pagados del mundo. Los géneros alternativos cada vez están más de moda, y así es como un joven rapero de Texas, blanco y con formación rockera, ha llegado al número 1 de las listas en todo el mundo.

Estamos hablando de Austin Richards Post, más conocido como Post Malone, un artista que lleva ya cinco años en la cresta de la ola, a pesar de su juventud, convertido en una estrella gracias a su música tan especial, evocadora y original. Su forma de hacer rap, mezclándolo con estilos más alternativas como el trap o incluso el rock, le condujeron a un éxito del que todavía no se ha bajado, y que aspira a aumentar con cada nuevo lanzamiento. La historia de Post Malone es la del sueño hecho realidad de un chico que, casi sin darse cuenta, ha llegado a convertirse en uno de los artistas más escuchados del mundo. De sus inicios, de sus mejores canciones, de su estilo y de todo lo que le rodea vamos a hablar en este artículo, para que conozcas un poco mejor a este rapero norteamericano.

Bailar es una de las formas más excitantes de conocer a una persona, porque estamos demostrando nuestro ritmo y nuestro talento, nuestra pasión por la música y el baile, y también porque nos permite romper el hielo de una forma muy especial con esas personas con las que queremos tener más intimidad. Diversos estudios afirman que el contacto físico es indispensable para que una pareja entre en el modo de atracción, y nada mejor que hacerlo a través del baile, donde además podrás demostrarle a tu pareja que sabes trabajar en equipo y que os compenetráis de maravilla juntos. Existen bailes y bailes, por supuesto, pero nosotros queremos centrarnos hoy en los más sensuales, en los que llevan ese punto de morbo y pasión un paso más allá, que casualmente suelen ser latinos…

Siempre se ha hablado de la sangre caliente de los latinos, y de cómo todo lo que tocan lo hacen más sensual y ardiente, incluido el baile. Tenemos infinidad de tipos de baile y música latina, cada cual con sus propias reglas y coreografías. Como son tantos, nosotros nos hemos quedado con dos de ellos, seguramente los más excitantes, los que permiten sacar ese punto de sensualidad de una manera más directa. Hablamos de la bachata, derivado  del género musical tropical que suele tener tanto éxito en el Caribe, y del kizomba, un tipo de baile tremendamente sensual que deriva de un estilo de música angoleña que tuvo mucho predicamento en Brasil y Portugal en las últimas décadas. Si quieres aprender a bailar estas sensuales danzas, sigue leyendo, porque te vamos a dar los mejores consejos para conseguirlo.

El flamenco es un género musical con un origen todavía discutido, pero que sin duda ha tenido mucha raigambre en la zona sur de España, sobre todo en Andalucía, donde es más una forma de vida que un arte. Dentro de este género existen casi infinitos subgéneros, conocidos como palos, cada cual con su propio ritmo, su propio tempo, sus propias características… El flamenco se canta, se toca y también se baila, haciendo de él un arte casi total, porque además ofrece una visión bastante completa de la zona donde se desarrolla. El flamenco se retroalimenta de todo lo andaluz, y Andalucía, o al menos su parte más tradicional, se siente identificada en ese flamenco que hace que su historia y su cultura lleguen al mundo entero.

De entre todos los palos del flamenco hay algunos que son más populares que otros. Las alegrías, los tangos, los tientos o las bulerías gozan de una especial predilección tanto por los que lo tocan como por los que lo escuchan. Pero hay un palo que ha conseguido una popularidad espectacular, gracias a lo divertido que es, a lo alegre que suelen ser sus letras y especialmente, a su baile, que no es tan complicado de aprender como los de otros palos, aunque también tiene lo suyo. Hablamos, por supuesto, de las sevillanas, Este alegre palo ha roto fronteras gracias a que muchas artistas andaluces, especialmente sevillanos, han apostado por él y han conseguido una grandiosa popularidad gracias a su interpretación.